Esta ruta del vino no sólo ofrece la posibilidad de degustar vinos excepcionales, sino también de sumergirse en la historia, la cultura y las tradiciones de Alsacia.
Un itinerario encantado
A lo largo de 170 kilómetros, la Ruta del Vino de Alsacia serpentea entre paisajes ondulados y pueblos pintorescos. Desde Marlenheim, en el norte, hasta Thann, en el sur, la ruta atraviesa más de 70 municipios, cada uno de los cuales ofrece un encanto único y una riqueza vitivinícola incomparable. Los amantes del vino podrán degustar variedades emblemáticas como Riesling, Gewurztraminer, Pinot Gris y muchas más.
Descubrimientos y encuentros
Recorrer la Ruta del Vino de Alsacia significa también conocer a los apasionados viticultores que perpetúan tradiciones vitícolas ancestrales. Las bodegas abren sus puertas a los visitantes, ofreciéndoles degustaciones, visitas a las bodegas y explicaciones sobre las técnicas de vinificación. Estos encuentros enriquecedores permiten comprender mejor el trabajo minucioso y el amor por el terruño que hay detrás de cada botella.
Patrimonio cultural y arquitectónico
La Ruta del Vino de Alsacia está salpicada de pueblos medievales y ciudades históricas como Riquewihr, Eguisheim y Kaysersberg. Estas ciudades son famosas por sus casas con entramado de madera, sus calles empedradas y sus fortificaciones. A lo largo del camino, los visitantes también pueden descubrir castillos, abadías e iglesias que dan testimonio de la rica y compleja historia de la región.
Gastronomía y vino
Alsacia también es famosa por su deliciosa cocina, que marida a la perfección con los vinos locales. Los restaurantes y tabernas de la ruta ofrecen especialidades regionales como chucrut, baeckeoffe y tartas flambeadas, a menudo servidas con aromáticos vinos blancos. Los mercados locales y las fiestas del vino son ocasiones perfectas para disfrutar de estos maridajes.
